Y como las ranas son criaturas tan mágicas, no era de sorprenderse
que antes de que pasara un año la Reina tuvo una niña. La niña era tan Hermosa y tan dulce que el Rey no podía contenerse de la felicidad. Preparó un gran banquete e invitó a todos sus amigos,
familia y vecinos. También invite a las hadas, para que fueran amables y buenas con la niña. Había trece hadas en su reino, pero como el Rey solo tenía doce platos de oro para servirles, no
invitó a
una de las hadas. Ninguno de los invitados se lamentó por esto, ya que el hada número trece era conocida por ser cruel y rencorosa.
Se llevó a cabo un banquete sorprendente y cuando este
terminó, cada una de las hadas le presentó a la niña un regalo mágico. Un hada le dio virtud, otra belleza, la tercera riquezas y así sucesivamente – con todo lo que cualquiera en el mundo habría
podido soñar.