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Sedna

Muchos han contado la historia de Sedna, quien una vez fue una hermosa mujer esquimal, y ahora era la diosa del mar. Sedna vivía con su padre en una aldea esquimal. Eran muy felices, pero durante los meses de verano la búsqueda de comida era imposible.

Su casa era pequeña pero cómoda; tenia almohadas suaves y cobijas hechas de pieles, agua hervida para beber y un padre para acompañarla. Sin embargo, el padre de Sedna amaba tanto a su hija que debido a sus constantes elogios, ella se volvió superficial y egocéntrica. La mayoría de los días de invierno, en lugar de ayudar a su padre a cazar y a pescar, se sentaba cerca del hielo, cautivada por su propio reflejo.

Así que cuando llegó el momento de que se casara con un hombre, Sedna se rehusó. Pensó que era demasiado hermosa y demasiado especial como para casarse. Aunque muchos hombres llegaron a su aldea buscando esposas, Sedna no mostró interés por ninguno de ellos. Se mantuvo alejada, dedicada solo a contemplar su reflejo en el hielo.

 

Inushuk

Pero llegaron tiempos difíciles. Los vientos de invierno eran más fuertes cada año, la cacería se hizo más difícil y había menos comida disponible. Su padre temía por la seguridad de ambos.

Un día finalmente tomó una decisión que esperaba salvara la vida de su hija, y, lo que era más importante, la suya propia. Le ordenó a Sedna que se casara, insistiendo que se casara con el siguiente hombre que llegara a su aldea. Por supuesto, como Sedna era tan hermosa, sabía que esta sería una tarea fácil, y aunque estaba triste por tener que apartarse de ella, ya no podía alimentar dos bocas.

Así que cuando el hombre de capa llegó a su aldea, Sedna, tristemente se casó con él siguiendo las órdenes de su padre. Este hombre le prometió una vida de riqueza y abundancia de alimento. El padre de Sedna estaba tan feliz que no le importó la apariencia del hombre de la capa – su cara estaba completamente oculta.

 

Cuervo

La noche antes de que partieran hacia la aldea del hombre de la capa y mientras Sedna se acostó a dormir, el hombre puso un suero somnífero en su vaso de agua hervida. Cuando ella despertó la mañana siguiente, bebió su agua, se despidió de su padre llorando y prometió visitarlo tan seguido como pudiera. Una vez que se fue de su hogar de infancia, todo se volvió oscuro pues el somnífero hizo efecto.

Cuando volvió a despertar, se encontró en la cima de un gran acantilado con vista al mar. Descubrió estupefacta que el hombre de la capa no era en realidad un hombre ¡sino un gran cuervo negro!

Sedna lloró y lloró. Su vida era miserable. No tenía almohadas ni cobijas ni agua hervida para beber ni un padre para hacerle compañía. Estaba desconsolada y el cuervo no tenía compasión por la joven superficial. Aunque le traía pescado crudo cada día, se burlaba de ella y se reía a carcajadas al ver su tristeza:

“Oh, ¡pobre jovencita! ¡Esas lágrimas podrían llenar el océano dos veces!”

El cuervo tenía un gran nido para dormir, pero solo le dejaba a Sedna unas pocas plumas para abrigarse. Cuando los vientos comenzaron a soplar, Sedna gritaba del dolor. El aire frío cortaba su piel y arrancaba su cabello. Lloraba todos los días y todas las noches, esperando que su padre la rescatara.

Y así lo hizo.

Los penetrantes vientos de invierno habían llevado sus lamentos a la aldea. Se había sentido culpable por forzar a Sedna a casarse y decidió rescatarla.

 

Padre

Remó en su kayak, siguiendo el lamento de Sedna. Cuando llegó, lo impactó ver las condiciones en las que vivía su hija en los acantilados con vista al mar. Le ordenó entonces saltar desde el acantilado hacia su bote. Afortunadamente había llegado en el momento perfecto, pues el cuervo había salido a pescar para traerle alimento a Sedna.

Sedna saltó hacia el kayak de su padre y se sentó envuelta en pieles mientras su padre remaba alejándose tan rápido como podía. Habían estado viajando solo por algunas horas cuando Sedna vio un punto negro en la distancia. Tembló de miedo sabiendo que su esposo la estaba buscando. El kayak ahora estaba en medio del océano, meciéndose hacia adelante y hacia atrás. Su padre estaba exhausto y detuvo el kayak para descansar.

De repente el kayak comenzó a mecerse violentamente hacia adelante y hacia atrás. Padre e hija miraron hacia atrás y vieron al cuervo agitando sus alas.

El cuervo agitó las aguas del océano. Sus grandes alas negras parecían crecer a la par con su ira.

“Has decidido abandonarme ¿no es así? Entonces ¡también tendrás que abandonar esta tierra!” chilló el cuervo. La tormenta en el océano se hacía más violenta entre más fuerte movía sus alas. El viento enredó el largo cabello de Sedna.

El padre de Sedna decidió que había cometido un error al tratar de rescatar a su hija. En medio de su agotamiento gritó: “¡Llévatela! ¡Llévatela! ¡Por favor! ¡Nunca más te abandonará!”

Con estas palabras, el padre de Sedna la empujó hacia el océano embravecido. Levantó su remo en el aire y le dijo al cuervo: “¡Tómala! ¡TÓMALA!”

 

Sedna recibió el impacto de las heladas temperaturas del océano. Gritó llamando a su padre. Gritó al cuervo.

Se quedó completamente sola.

En un intento desesperado por vivir, usó todas sus fuerzas para aferrarse nuevamente al kayak. Su padre tomó el remo que tenía levantado y trató de hacer que soltara los dedos, pero como el océano se los había congelado, estos se rompieron.

Los dedos de Sedna flotaron lentamente hacia el fondo del mar, transformándose en focas, leones marinos, nutrias y morsas. Las alas del cuervo se batían más y más fuerte.

Diosa

Nuevamente Sedna, en un intento por vivir, envolvió sus codos alrededor del lado del kayak. Su padre golpeó sus brazos con el remo, tratando desesperadamente de salvarse de la furia de la tormenta del cuervo. Sus manos también se rompieron. Mientras flotaban hacia el fondo del mar se transformaron en ballenas, marsopas y similares.

Sedna ya no tenía fuerzas para luchar y entonces también se hundió hasta el fondo del mar.

Dice la historia que Sedna es responsable de todas las tormentas en el mar. Su ira contra la raza humana, causada por la traición de su padre, ha llevado a todos los cazadores esquimales a mostrar un gran respeto por el mar. Se dice que solo un tipo especial de persona – un Chamán – lo suficientemente especial para Sedna, debe viajar al fondo del mar para peinar el largo cabello negro y enredado de Sedna. Esto es lo que calma la tormenta de Sedna.

Este nivel de respeto por esta gran diosa del océano es la razón por la que un cazador esquimal deja caer agua en la boca de su presa; es un signo de respeto para mostrar gratitud a Sedna por permitir al cazador alimentar su familia.