Cuando el invierno terminó y comenzó la primavera, el día que Sara había estado temiendo llegó finalmente. El rey del país vecino llegó de visita y trajo consigo a su hermosa
hija.
Tan pronto como el príncipe la vio, corrió hacia ella y miró fijamente sus ojos.
“¡Tu!” exclamó, “tú eres quien me encontró en la playa”. Y así la pareja se enamoró rápidamente e
hicieron planes para casarse.
Las hermanas de Sara habían seguido su aventura en la tierra humana y les horrorizaba pensar que la amada sirenita moriría con el matrimonio de la feliz pareja.
Así que nadaron a las profundidades para hacer su propio trato con la Bruja del Mar; a cambio de su cabello, la bruja les entregó un cuchillo mágico.
Cuando Sara caminaba sola por la playa una mañana vio a sus hermanas en el mar. “¿Qué le sucedió a su hermoso cabello?” les preguntó tristemente.
Sus hermanas respondieron,
“lo cambiamos con la bruja por un cuchillo mágico. Debes matar al príncipe con él y nos serás devuelta como una sirena bajo el agua. ¡Te extrañamos y no deseamos verte morir!”