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Actividades de la Biblia de DLTK para niños
La historia de Esther

por Sharla Guenther

Hace mucho tiempo, en un país llamado Persia (Babilonia), había un rey llamado Achashveyrosh (como lo conocían los judíos... su nombre persa era Jerjes) y una reina llamada Vasti.  El Rey Achashveyrosh ordenó a su esposa la reina que se presentara ante él en una fiesta, para poder mostrar a todos lo linda que era.  Cuando ella se rehusó, el rey se puso furioso.

Para empeorar las cosas, un hombre más bien desagradable llamado Haman era uno de los consejeros del Rey.  Haman se burlaba del rey diciendo que si se llegaba a saber, ninguna esposa pensaría que debía escuchar a su esposo.  Con la presión de Haman, el Rey Achashveyrosh ordenó matar a su esposa.

El Rey Achashveyrosh no fue feliz por mucho tiempo sin una reina, así que ordenó una búsqueda por todo el reino para encontrar a una muchacha hermosa para que fuera su prometida.  Pronto los enviados del Rey encontraron a Esther.  Ella era hermosa, elegante y amable; justo lo que el rey estaba buscando.  En un abrir y cerrar de ojos, Esther estaba casada con el rey.

Pero Esther era judía.  Los judíos habían sido expulsados de Israel, su hogar, aproximadamente 70 años antes y se habían exiliado en Persia.  Aunque se esforzaron por ganarse la vida en esta tierra extraña, oraban porque algún día pudieran regresar a su hogar.  Mardoqueo, el primo de Esther, era el líder de los judíos.  Mardoqueo animó a Esther para que escondiera su fé del Rey y de sus consejeros, y ella lo hizo.

Para este tiempo, Haman se había convertido en un hombre poderoso en el reino; de hecho era el Primer Ministro de Persia.  Decidió que, dado que se le había otorgado más poder, sería apropiado que todos le hicieran reverencia.  Pero Mardoqueo se rehusó a inclinarse.  Haman estaba muy enojado y le pidió al Rey que autorizara un decreto real para aniquilar a los judíos.

Haman pensó mucho para determinar el día en que esto tendría que pasar.  Así que se decreto que en el mes de Adar del año siguiente, el día trece del mes, todos los judíos debían ser asesinados, en todas las provincias y en todas las naciones de la tierra.  No habría lugar para huir ni para esconderse.

Aquí es donde nuestra valiente Reina Esther entra en la historia; Mardoqueo, luego de enterarse de las malvadas intenciones de Haman, envió un mensaje a Esther.  Le contó sobre la conspiración de Haman y le pidió ir donde el Rey en nombre de los judíos.

Esther estaba temerosa.  No se le había permitido ver al Rey por un mes.  De hecho, nadie podría verlo sin haber sido invitado.  Pero ella ayunó y oró por tres días, reunió coraje y fue a ver al Rey.  Aunque al principio se puso furioso con ella, el Rey Achashveyrosh perdonó su vida y le ofreció "la mitad de mi reino si lo deseas"

Lo único que ella pidió fue que el Rey y Haman la acompañaran a cenar esa noche.

Mientras bebían vino, el rey preguntó nuevamente a Esther:  "¿Cuál es tu petición?  Hasta la mitad de mi reino te la daré."  Esther contestó:  "Mi petición es esta: si el rey me concede el favor y si le complace otorgarme mi petición y atender mi solicitud, deseo que el rey y Haman vengan mañana al banquete que prepararé para ellos.  Luego responderé la pregunta del rey."  Por supuesto, tanto el Rey como Haman acordaron asistir a un segundo banquete con la encantadora y joven Reina.

Haman estaba muy complacido de que se le hubiera pedido cenar con Achashveyrosh y Esther dos noches seguidas y se llenó de orgullo.  Pero luego vio a Mardoqueo en las puertas del rey, y aun así este se rehusó a hacerle reverencia.  Haman se llenó de ira.  Decidió entonces que esa noche construiría una horca para colgar a Mardoqueo y planeó hablar con el rey acerca de esto a la mañana siguiente.  De esta manera habría resuelto todo durante el día y podría disfrutar en paz del banquete de la noche siguiente.

La misma noche el rey no pudo dormir, así que pidió que le trajeran el libro de crónicas, el registro de hechos de su reino, y que se lo leyeran.  Abrieron el libro en el día en que Mardoqueo reveló un complot para asesinar al Rey.  Entonces el Rey recordó esta historia y preguntó qué tipo de recompensa había recibido Mardoqueo.  Los asistentes del rey le dijeron que no se había recompensado a Mardoqueo.

Haman:  La historia de EstherA la mañana siguiente, justo cuando Haman llegaba a pedir que se colgara a Mardoqueo, el rey le preguntó:  "¿qué debería hacerse por el hombre que el rey desea honrar?"  Haman, aun lleno de orgullo, pensó equivocadamente que el rey se refería a él.  Así que le contestó al rey:  "Para el hombre que el rey desea honrar, haz que le traigan la toga real que el rey ha vestido y el caballo que el rey ha montado, uno con un penacho real en su cabeza.  Luego confía la toga y el caballo a uno de los más nobles príncipes del rey.  Deja que vistan con la toga al hombre que el rey desea honrar, y llévenlo en el caballo por las calles de la ciudad, proclamando frente a él:  `¡Esto es lo que se hace por el hombre que el rey desea honrar!'"

Imagina la conmoción de Haman cuando el rey le ordenó:  "Ve de una vez.  Trae la toga y el caballo y haz lo que acabas de sugerir por Mardoqueo el judío, quien se aposta en la puerta del rey."  Haman obedeció al rey, por supuesto, ¡pero no estaba muy contento!  Le molestaba mucho que Mardoqueo, su enemigo, estuviera siendo honrado por el rey.

Inmediatamente después de llevar a Mardoqueo por la ciudad proclamando:  "¡Esto es lo que se hace por el hombre que el rey desea honrar!", Haman tenía que ir al banquete con el Rey y la Reina.

Finalmente Esther compartió el secreto de su fe y se proclamó judía. Rogó al rey que perdonara la vida de su pueblo.  Harbona, uno de los asistentes del rey, le contó a este sobre la horca que Haman había construido para colgar a Mardoqueo.  El rey estaba furioso con Haman y ordenó que lo colgaran en esa horca.  El orgullo y la crueldad de Haman lo habían llevado a su propia destrucción y la valiente y joven Esther salvó a su gente.

 

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