Historias de la Biblia de DLTK para niños
Jonás y la ballena
(Versión para niños)
por Sharla Guenther
Un día Dios le pidió a un hombre llamado Jonás que fuera a un lugar llamado Nínive y que les dijera a sus habitantes que dejaran de ser malos. El único problema era que Jonás no quería ayudar a esas personas. El sabía que ellos eran malos y quería que fueran castigados por sus errores.
Así que en lugar de escuchar a Dios, Jonás pensó en huir de Nínive y no hacer lo que Dios le había pedido. Corrió hacia el mar, y allí encontró un barco que iba hacia otra ciudad. Le pagó al capitán, se acomodó en la parte baja del barco y se quedó dormido.
Al poco tiempo de que el barco se había alejado de la orilla, hubo una tormenta muy fuerte que comenzó a lanzar al barco de un lado a otro. Todos los hombres estaban muy asustados así que comenzaron a lanzar todas sus bolsas y equipaje por la borda, tratando de evitar el hundimiento.
El capitán pronto fue a buscar a Jonás, que aún estaba dormido en el barco, y entonces le dijo: "¿Cómo puedes dormir? Levántate y ora a tu Dios, ¡tal vez Él nos pueda ayudar!" El capitán no cayó en cuenta de que Jonás no creía en un Dios cualquiera, sino en el Dios verdadero, quien podía ayudarlos.
Mientras tanto, los otros marineros decidieron que la tormenta era culpa de Jonás. Había tenido que hacer algo muy malo para enojar tanto a su Dios. Así que le preguntaron a Jonás: "¿qué es lo que has hecho? ¿En qué dios crees? ¿Qué podemos hacer para detener esta tormenta?"
Jonás les dijo: "Creo en el Señor, el Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra y estoy escapando de algo que Dios me pidió que hiciera. Lo que está sucediendo es mi culpa. Si me lanzan al mar la tormenta se detendrá."
Los hombres no querían lastimar a Jonás lanzándolo del barco, así que trataron de remar lo mejor que pudieron, pero la tormenta solo empeoró. Así que tomaron a Jonás y lo lanzaron al mar. La tormenta se calmó inmediatamente y el mar quedó quieto. Los hombres del barco se dieron cuenta de que Jonás creía en el Dios verdadero y oraron a Él.
Entonces el capitán y la tripulación miraron hacia el mar, y vieron a un gran pez que llegó y se tragó a Jonás. Dios había enviado a este pez para evitar que Jonás se ahogara. Jonás se quedó dentro del pez por tres días y tres noches.
Solo piensa por un segundo cómo sería estar dentro de un pez. No hay ventanas, pero sí hay muchas cosas extrañas flotando alrededor, pero no las puedes ver porque está muy oscuro allí adentro. Aparte de eso, no sé cómo sería, pero Jonás probablemente no sabía si volvería a ver la luz del día nuevamente.
Jonás oró mucho a Dios mientras estaba atrapado dentro del pez. Le pidió que lo perdonara por escapar y también le agradeció por no permitir que se ahogara.
Después del tercer día, Dios le dijo al pez que escupiera a Jonás, dejándolo en la tierra seca. Y el pez lo hizo. Jonás estaba feliz de estar fuera del estómago oscuro del pez, ¡pero vaya que necesitaba una ducha! Estaba baboso y apestoso.
Entonces el Señor le dijo por segunda vez que fuera a Nínive y que le dijera a sus gentes que dejaran de ser malos. Esta vez Jonás obedeció a Dios Y salió hacia Nínive inmediatamente.
Cuando llegó, le contó a la gente lo que le había pasado. Les advirtió que Jesús había dicho que debían dejar de hacer cosas malas porque de lo contrario en cuarenta días la ciudad y todo lo que hubiera en ella sería destruido. Para sorpresa de Jonás las personas lo escucharon y oraron a Dios y pidieron perdón por todas las cosas malas que habían hecho.
El rey de Nínive escuchó muy pronto sobre lo que estaba pasando y ordenó que todos escucharan a Dios y que dejaran de hacer cosas malas. Y entonces Dios vio que estaban prefiriendo hacer el bien antes que el mal, y sintió amor por ellos y no destruyó su ciudad.
Este podría ser el final de la historia, excepto porque Jonás se fue de la ciudad muy enojado. Estaba enfurecido porque Dios no había castigado a las personas de esa ciudad. Él sabía que Dios es un Dios de amor y que no quería destruir nada a no ser que tuviera que hacerlo.
Así que Jonás fue a una montaña enfadado, Dios lo vio y sabía cómo se sentía, así que le explicó que Él ama a todos (después de todo Él nos hizo). No le gusta destruir a la gente que hace cosas malas, en lugar de eso Dios prefiere ver que cambiamos las cosas malas que hacemos y volvemos al camino del bien.
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