[in English]

por Sharla Guenther

Esta semana vamos a aprender otra parábola. ¿Recuerdas lo que es una parábola?  Es una historia que Jesús contó para enseñar una lección.  La historia debe ser fácil de recordar y tendrá un significado especial del que podemos aprender.

Esta es la parábola de la oveja perdida.  Jesús comenzó contando la historia a unos hombres que se llamaban recaudadores de impuestos y fariseos.  Estos hombres pensaban que eran más importantes que todos los demás y no eran muy amables.  Rumoraban sobre Jesús y sobre cómo no deberían comer ni hablar con pecadores.

Es curioso que dijeran eso, porque todos somos pecadores, todos hacemos cosas que no deberíamos hacer.  Los recaudadores de impuestos y los fariseos pensaban que eran mejores que todos los demás. De hecho, no pensaron que tenían que arrepentirse o disculparse ante Dios por sus errores.

¿Alguna vez te has sentido muy mal por algo que has hecho?  Tal vez le has pegado a tu hermano o a tu hermana y después de eso, deseaste no haberlo hecho.  Cuando realmente te sientes mal por algo y le dices a esa persona que lo sientes, eso es lo que hacemos cuando nos arrepentimos.

Igual que con nuestra familia, necesitamos sentirnos mal y disculparnos con Dios cuando hemos hecho algo indebido.  Los fariseos y los recaudadores de impuestos no pensaron que tenían que hacerlo porque eran muy importantes.

Por supuesto que Jesús sabía lo que estaban pensando, así que contó esta parábola:

Supongan que uno de ustedes tiene cien ovejas y pierde una de ellas  ¿Acaso no dejaría a las noventa y nueve ovejas para ir a buscarla hasta que la encuentre?  Y cuando la encuentre estaría tan emocionado que cargaría la oveja hasta su casa. Luego llamaría a todos sus amigos y vecinos y haría una fiesta para celebrar que encontró la oveja.

Entonces Jesús explicó el significado de la parábola:  igual que se hizo una gran fiesta por una sola oveja perdida, habrá una gran fiesta en el cielo por un pecador que se arrepienta, más que por noventa y nueve que piensen que son perfectos y que no necesitan arrepentirse.

Solo imagina cuando dices a Dios que "lo sientes" todo el cielo celebra una gran fiesta ¡solo por lo que has hecho!  Dios se emociona mucho más cuando decimos que lo sentimos que cuando actuamos como si nada hubiera pasado y no pensamos que necesitamos arrepentirnos de nada.

Pero ¿sabes qué? Jesús prosiguió y contó otra parábola. Escucha para ver si suena a algo que ya has oído.

Supongan que una mujer tiene diez monedas de un dólar y pierde una.  ¿Acaso no prende todas las luces, barre toda la casa y busca con cuidado hasta que la encuentra?  Y cuando la encuentra llama a todos sus amigos y vecinos y hace una fiesta para celebrar que encontró la moneda perdida.

Al igual que con la moneda perdida, hay gran jubilo entre todos los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.

Pienso que la lección aquí es que nadie es perfecto (excepto Dios, por supuesto).   Es muy importante que cuando cometemos un error nos demos cuenta de que hemos hecho algo mal y que le digamos a Dios que lo sentimos.  Es tan simple como tomarse un par de minutos, ir a un lugar silencioso sería mejor (pero puedes hablar con Dios en cualquier parte) y solo decir que lo sientes por las cosas equivocadas que has hecho y pedirle a Dios que te perdone.

Versión imprimible de esta historia