
La Princesa Rayo de Luna dio su último adiós a todas las personas que dejaría atrás una vez que regresara al cielo.
Cuando se puso la luna llena, blanca y más brillante que cualquier estrella en el cielo, un puente brillante que alumbraba con luz plateada se extendió desde lo alto del cielo hacia el suelo.
Ni una hoja se movía mientras el cortador de bambú, su esposa y sus vecinos miraban fijamente y con asombro a la radiante Señora Luna que bajaba caminando con elegancia por el puente plateado, su larga y fina cabellera se mezclaba con la luz de luna que parecía seguirla.
Mientras pasaba por el lado de los aldeanos, la Señora Luna se acercó lentamente a su hija. Envolvió su cuerpo plateado alrededor de la Princesa Rayo de Luna y juntas volaron de regreso al Puente hacia su hogar en el cielo. La amiga de la Princesa Rayo de Luna, la pequeña mariposa azul y negra, revoloteó tras ellas por un rato antes de regresar a descansar nuevamente en el hombre del cortador de bambú.