La viejecita hizo lo que la bruja le había dicho; sembró la semilla en una maceta pequeña con la mejor tierra, la regó con agua lluvia, y un día cuando la hermosa florecita rosada brotó, la viejecita besó sus pétalos aun cerrados.
De repente, los pétalos se abrieron y dentro de ellos había una niñita de cabellos dorados,del tamaño del dedo pulgar de la viejecita. La viejecita entonces la llamó Pulgarcita.
La cuidó muy bien, como si fuera su propia hija. Le hizo una cama con una cáscara de nuez pulida y cada noche recogía pétalos de las flores de su jardín para que Pulgarcita pudiera cobijarse. La niña a cambio usaba su melodiosa voz para cantarle hasta que se quedara dormida.