Peter y Patty se apresuraron a salir y ya iban a mitad
de camino a la casa de Penny antes de que la última rama hubiera tocado la tierra. Penny los hizo seguir rápidamente, miró nuevamente su chimenea torcida, cruzó sus dedos y cerró la puerta de un
golpe.
"¡Sal ahora mismo! Quiero mi desayuno", gruño el lobo, sin molestarse por aparentar mas.
"No, no lo haremos", contestaron Peter, Patty y Penny (aun tenían los dedos cruzados con fuerza).
"¡Entonces soplaré y soplaré y su casa derribaré!" gritó el lobo y sopló la casa con todas sus fuerzas.
No pasó nada.
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